Ha pasado un mes desde el anterior artículo donde vi necesario hacer un análisis más en profundidad de lo que era en aquel momento la situación del Carplus Fuenlabrada, más allá de lo deportivo, y que se encontraba en una situación delicada. Os dejo el enlace por si os apetece echarle un vistazo.
En ese momento, la piedra angular de todos nuestros males eran los ingresos, la imposibilidad de obtener unas entradas de dinero necesarias para hacer un proyecto sostenible en el tiempo y de garantías para permanecer en la ACB. Este apartado sigue siendo importante, pero también muchos otros que rodean al club, y es en lo que pretendo ahondar aquí.
No voy a contentar a nadie. Tampoco a atentar contra nadie. Simplemente voy a dar mi opinión personal, y os invito a acompañarme en este viaje ¡Vamos a ello!
Un mes después y … ¿En qué hemos cambiado?
Todo análisis en esta vida necesita un punto de partida y un contexto, para que así cada uno pueda hacerse su propia opinión y tomar decisiones en consecuencia. Algo más de un mes después volvemos a estar aquí en una situación que no puedo decir que, en general, haya mejorado, ni deportiva ni institucionalmente.
Deportivamente la racha de derrotas se prolonga hasta las 10 consecutivas, terminando la primera vuelta con un balance de 3-14, demoledor. En condiciones normales, estaríamos totalmente descolgados de la lucha por la permanencia.

(Foto: Twitter Baloncesto Fuenlabrada)
Imaginaros alcanzar las 13 victorias que te la suelen asegurar, habría que ganar 10 de los 17 partidos que quedan, que se dice pronto. Hacemos que nuestros rivales batan records partido tras partido, y además, todos nuestros puntales, los jugadores por los que se apostó en verano, se han marchado y no se han sustituido … luego entraremos de lleno en ello.
Institucionalmente, la cosa es aún peor (y para mi, es lo más grave). No ya porque se hayan hecho mal las cosas, porque bueno, se anunció algún patrocinio menor como el de Ahorramás para la cantera, o nuestra nueva empresa de autobuses para los transportes del equipo. Es positivo, pero no te va a sacar de pobre.
También vimos cómo, tras la explosión de Diciembre con todas las publicaciones en redes sociales sobre los impagos del club, se pidió un adelanto de dinero a la ACB y se está al día, y se estará hasta que finalice la temporada, al menos eso es lo que aclara el presidente, José Quintana, en el Consejo Social del club. Para mi, estos adelantos son pan para hoy y hambre para mañana, no solucionan el problema de raíz.
Para mi lo peor, institucionalmente hablando, es la fractura con una afición siempre fiel con su equipo, pero muy muy muy (insisto, muy) desgastada. Esto se ha dejado ver en la entrevista de la semana pasada al presidente, José Quintana, y tristemente en el último partido ante UCAM Murcia en el pabellón Fernando Martín.
Creo que hemos perdido un tren de oro, al que muchos aficionados se subieron tras lo cosechado en Burgos, llegando a una de las temporadas con más abonados de la historia de nuestro club. Parece que en apenas unos meses lo hemos tirado por la borda.
Y es que a fin de cuentas, un mes después, no parece que hayamos avanzado demasiado en positivo. Y eso nos lleva en una única dirección salvo reacción inmediata.
La planificación deportiva. ¿Sobrevivir o malvivir? Hablemos de un «mercado» difícil
Decía un hombre que conocí hace muchos años que «Con buena p … bien se jode». Es decir, si tienes buena cartera, lo vas a tener todo mucho más fácil, y cuando no la tienes, pues todo se complica. Ya sabéis que personalmente, valoro mucho el trabajo de Ferrán López, que creo que hace malabares con el poco dinero que le dan para maniobrar, que es el principal de nuestros males. Es más fácil ir a la guerra con un rifle de precisión que con un tirachinas. También es más fácil firmar buenos jugadores con el dinero por delante.
Sin embargo, creo que también toca entonar el mea culpa desde la dirección deportiva, porque a la vista está que no se ha acertado con las incorporaciones que se hicieron en verano, ni con los jugadores teóricamente contrastados como Clevin Hannah y Jeremy Senglin, que por suerte ya son historia dentro del club, o con apuestas como las de Lasan Kromah y Viny Okouo, que no nos engañemos, en ningún momento fueron primeras opciones, y seguramente ni siquiera la 5ª. Pero no poder permitirte nada mejor, es lo que tiene.
Que el equipo era uno de los peores presupuestos de la categoría, se veía reflejado ya desde el verano, con un plantel que muchos tacharían de circunstancias. Conforme fueron pasando las jornadas, la crisis se acentuó. La lesión de Bassala, que explotó como jugador tapando todas nuestras carencias defensivas. La salida de Ristic, controvertida para muchos por la repercusión que tuvo en los medios el contexto que rodeaba al club.
Y sobre todo, el bajo rendimiento de las grandes apuestas de este verano, los jugadores que debían dar el do de pecho y que en su lugar, rozaban el ridículo, todo ello ejemplificado particularmente en Clevin Hannah. El veterano base, estrella y seguro de vida antaño en ACB, venía de una temporada discreta para él en Andorra, equipo con el que descendió, promediando 12 puntos por encuentro. En Fuenlabrada no llegó ni a la mitad de ese rendimiento, el de la peor temporada en su carrera, y lo que es peor, con sensaciones de ser un auténtico ex jugador incapaz de cruzar el medio del campo.

(ACB Photo / Alba Pacheco)
Pero quizás, también hay que meterse un poco en lo económico. Los tiempos cambian, no son los de hace 20 años. Si hubo atrasos, es posible que los jugadores «se tomasen los partidos de otra forma». No es el caso de Hannah, que desde el principio fue calamitoso, pero sí puede ser el de muchos otros. Que opten por irse aprovechando mejores oportunidades económicas, como Ristic. O que los que se queden, jueguen sin ningún tipo de motivación.
Y matizo. Si no tienes apego al club, y piensas que no van a pagarte … seguramente tampoco te esmeres, como seguramente haría cualquier trabajador en su empresa. No lo tacharía de poco profesional, sino de una realidad del mercado laboral. Mención a parte es lo que decía, algún jugador sí que creo que no ha sido excesivamente profesional por su vida fuera de las pistas y los entrenamientos, o porque no ha dado el nivel simplemente.
Y en este cajón de «no han dado el nivel», obviamente no meto a los chavales. Hemos ido prácticamente con la mitad del equipo con jugadores que han dado el salto de EBA a ACB, un auténtico abismo para ellos, y un suicidio para nosotros. ¿Por qué? No había más remedio, sí, soy pesado, el dinero.
Mención a parte es el caso de Bolong Zheng. Lo siento, pero hay que mentarlo. Apareció la temporada pasada en un partido en el Wizink Center ante el Real Madrid para ser nuestro mejor triplista histórico en ACB (100%), y desapareció. Casi como el Guadiana. Esta temporada se le ha visto por la grada … hasta que se le empieza a ver entrenando, y en dinámica de equipo.
El presidente aclara, semanas después, que representa a una firma de ropa que aporta dinero … ¿Dinero por jugar en el equipo? ¿Es eso algo profesional? ¿Se ha anunciado su «fichaje» o incorporación? ¿Somos famosos en China y no nos hemos enterado? ¿No se pueden conseguir esos ingresos de ninguna otra forma y hay que recurrir a este tipo de acciones? No es lo ideal, no nos vamos a engañar.
Y al fin llegamos al MERCADO. Ese mercado que este año está más difícil que nunca para todos los equipos. Mercado que, por otra parte, con los deberes hechos en lo económico, y en consecuencia, deberes hechos en lo deportivo en verano, seguramente no hubieses tenido ni que pisar.
Aquí tengo muchas preguntas que lanzo al aire. ¿Qué fama podemos tener en el mercado cuando confirmamos abiertamente que debemos dinero, aunque sea de manera puntual? ¿Los agentes saben que es una práctica habitual nuestra o en el sector? ¿Qué relación tenemos con algunos agentes? ¿Tenemos agencias vetadas? (Ojo, esto da para libro, porque el mundo de los agentes … en fin) ¿Quién se atreve a venir a un barco que parece que se hunde, tanto en lo económico como en lo deportivo? (Os lo digo yo, gente que tenga poco que perder y mucho que ganar).
La realidad es que los agentes saben que el equipo es el que es, y que necesitamos fichar sí o sí, suponiendo que podamos y estemos dispuestos a salvar la categoría, que no dudo que sea el caso. Lo lógico es que tengan la sartén por el mango, y te van a apretar. ¿Pero por qué no somos capaces de sacar a gente de ligas menores como la LEB? Que yo sepa, hasta 3 jugadores de esta categoría nos han rechazado, cuando antaño, este tipo de cosas era impensable que sucediesen.
A veces me planteo si de verdad la ACB es nuestro sitio en este contexto económico. Si somos incapaces de atraer un perfil de jugador de un nivel cuanto menos medio, o si no podemos pagar a alguien de LEB o una liga perdida de Europa porque incluso cobran más allí.
En estas circunstancias estructurales ya hemos cruzado la línea de intentar sobrevivir con un presupuesto bajo, y hemos llegado a la estación de «malvivir». Y eso es lo que me asusta. Porque es mucho desgaste, para todos, para nuestra salud mental. Esto no es sostenible eternamente.
La triste y dolorosa sensación de que hemos tirado media temporada a la basura
Al final, tener una plantilla prácticamente de circunstancias, te obliga a aguantar el tipo como puedas en la liga más potente de Europa, obviamente sin contar la Euroleague. Y esto hila con el final del epígrafe anterior.
Es muy difícil competir a este nivel con un elenco de jugadores así, con todos mis respetos hacia nuestros muchachos. Sé que a muchos este argumento no os vale, porque hay que dejarse los huevos y todo eso, y estoy de acuerdo, eso no se negocia, pero es que hay veces que solo con eso no te da.
Porque no es lo mismo que tire liberado Macoha que McFadden. Que penetre a canasta Malique o lo haga uno de los hermanos Scrubb. Que entre en ebullición Harding (ya ni hablo de Shannon Evans), que te puede meter 20 puntos, o que lo haga Matija. Que intente ser decisivo en la zona Okouo teniendo en frente a un tanque como Hlinason. O que Juan se deje la vida 2 minutos mientras que Radoncic se la deja 30.

(ACB Photo / Alba Pacheco)
Y al final, en estas circunstancias, lo más normal es perder. Y derrota tras derrota vas camino a un bucle de perdición del que es muy complicado salir. Una mochila muy gorda para el jugador, que se plantea si da el nivel, o se hunde mentalmente bajando los brazos cuando se le ponen 4 puntos arriba. Y un pesar muy duro para la afición, que tiene que ver espectáculos dantescos como el de Gran Canaria (aunque no sea novedad nuestra paliza en las islas).
Y todo eso merma la confianza, y nos cansa a todos. A mi el primero. No quiero extrapolarlo a toda la afición, pero este es mi sentir. Para mi, ir a ver al Fuenlabrada siempre ha sido un soplo de vida, de felicidad, de olvidarme de mis problemas. En las últimas temporadas me ha generado más mal que bien. Excesivo sufrimiento, ansiedad en algunos casos, impotencia. Ver cómo nos íbamos al precipicio muchas veces sin poder hacer nada. Y eso, acumulado, te acaba minando.
Y es que tras lo que sufrí el año pasado, este curso me prometí que no me iba a pasar lo mismo. Más aún viendo el equipo en verano. Me mentalicé de tomarme esto de otra forma, asumí que el descenso podía ser una realidad. Y no pasa nada, pero tenerlo claro desde el principio ayuda a ir rumiándolo, aunque al final nunca te lo termines de creer.
Pero esta temporada, más que impotencia por lo deportivo, lo he sentido por lo económico. Por ver cómo éramos los últimos en fichar. Por ver cómo no sustituíamos a jugadores lesionados o que se marchaban. Por ver como no hacíamos prácticamente NADA (no digo que no se intentase, pero que al final no se ejecutaba, por los motivos que sean). Y veía como iban pasando los partidos e iban cayendo las derrotas. Ir al pabellón con la sensación de derrota desde el minuto 1 es muy duro. Ir ganando de 15 y saber que te van a meter un parcial de más de 20 puntos de diferencia en cualquier momento y vas a perder, es muy jodido también.
En el partido de Las Palmas, toqué fondo. Me pinchabas y no sangraba. Mi pareja, al lado mía en el sofá tragándose semejante espectáculo me dijo unas palabras que se me quedaron grabadas «¿Por qué sigues viendo esto?». No supe qué contestar. Pensaba que era el punto de inflexión definitivo en el equipo, pero no.
Basta ver los comentarios a la publicación de Twitter del club con el resultado:
Desde el principio, he tenido la sensación de que hemos tirado UNA VUELTA ENTERA a a basura. Y eso, en equipos con poco margen de reacción, es sinónimo de suicidio. Y me fastidia más aún cuando veo que, aún en estas circunstancias, se nos han escapado partidos por pocos puntos. Las 2 primeras jornadas. Joventut u Obradoiro en casa. Y es que, con un poquito más que tuviese el equipo, una pizca, un matiz, habríamos sacado fácil 2 victorias más, y estaríamos todos hablando de otras cosas.
Pero no, la realidad es esta, y es fácil jugar a adivinar, pero de verdad que lo creo. Y eso es lo que me hierve la sangre. Porque con el equipo que tenemos, en algunos partidos hemos hecho milagros. Con un poco más, quién sabe.
El banquillo. Llega Óscar Quintana, un último cartucho a la desesperada
No voy a volver a hablar de la marcha de Josep María Raventós, ya lo hice en Diciembre. Tampoco de cómo hemos pasado de 4 a 2 miembros en el cuerpo técnico.
Quiero hablar de José Luís Pichel, y agradecerle su labor al frente del equipo con el marrón que se ha tenido que zampar, que no es justo para su trabajo. Y agradecerle también ahora el paso al lado que hace, quedándose en el club dispuesto a sumar, de verdad que creo que es de agradecer.
Y ahora viene el bombazo. Dicen que cuidado con lo que deseas, porque a veces puede hacerse realidad… Pues bien, no es la primera vez que cesamos a un entrenador y aparece el nombre de Óscar Quintana como broma jocosa en las conversaciones con amigos. ¡Pues toma!
Y es que después de su salida hace 19 años, de la mala relación con su hermano, nuestro presidente José Quintana, o el rechazo de aquella insignia del club, el bueno de Óscar siempre ha sido persona «non grata» en Fuenlabrada para un sector medianamente importante de la afición.
Ahora, con la situación límite, con parte de la grada pidiendo la dimisión de la directiva … ¡Óscar Quintana regresa a Fuenlabrada! ¡19 años después! ¡Otro Quintana a bordo! Algunos se lo han tomado como una provocación, habiendo aficionados que están dispuestos a no pisar el Fernando Martín tras esto. Pero creo que hay que tener un poco de perspectiva, y es la que voy a intentar dar.
Parto de la base de que a mi, Óscar Quintana, no me gusta como entrenador de baloncesto, a nivel táctico, su propuesta. Pero reconozco que es un tío con experiencia, carácter, y un par de … narices.
Plantearos los entrenadores que hemos tenido las últimas temporadas y su caché. Apuestas, gente sin experiencia. Jota Cuspinera, Augustí Julbe, Zan Tabak, Perico Sala, Paco García, Javi Juárez, Ché García, Josep María Raventós, José Luís Pichel … ¿Cuánto hace que no tenemos un Luís Casimiro, por ejemplo? ¿Cuánto hace que no tenemos un entrenador que esté en la famosa «rueda» de la ACB?
Ahora, vamos al contexto actual. Pagamos muy poco dinero. Somos un equipo con la plantilla justa. ¿Quién va a querer subirse a dirigir este barco? Os lo digo yo, NADIE. O como os dije antes, alguien que no tenga nada que perder y mucho que ganar. Hasta 3 entrenadores nos rechazaron cuando despedimos a Josep María Raventós, no lo olvidemos.
Además, en el último partido, vimos varios desplantes de los jugadores a José Luís Pichel. Podemos pensar que es un calentón del partido, pero el lenguaje verbal habla por sí solo. Y lamentablemente, José Luís Pichel había perdido su autoridad en gran parte del vestuario.
Muy a mi pesar, porque insisto, Pichel me parece un activo valiosísimo que ha intentado muchas cosas, había que pegar un volantazo. Y creo que eso ha hecho la directiva. Y entre las opciones … pues mira, llega Óscar Quintana 19 años después. Y analizando todo esto en frío, casi hay que «dar gracias» de que coja al equipo en estas circunstancias.
Creo en la redención de las personas, tengo que hacerlo. En que la gente madura, sabe arrepentirse de sus errores y limar asperezas. Y esa debe ser la base de todo para salir a flote. Pero también tengo claro, que la confianza perdida cuesta mucho volver a ganarla, y eso se hace demostrándolo, con hechos.
La vuelta de Óscar Quintana al club es un órdago a grande. Como esas armas que las carga el diablo, que o bien son capaces de matar a cualquiera (salvarte) o explotarte en la mano (caos y destrucción). Pero si algo tengo claro es que es un entrenador de carácter, que no se casa con nadie, y que va a meter a la gente en vereda con 4 voces si hace falta.
La memoria es frágil, pero con este entrenador vivimos hace mucho la primera época dorada del club. Ascenso, Copa, Playoffs, Europa … y un tristísimo descenso en el Raimundo Saporta con 13 victorias. Soy un iluso, pero hay que agarrarse a la ilusión.
Sus últimas aventuras en ACB no acabaron bien, pero hay que valorar que ha cogido «muertos» sin apenas margen de maniobra. Aquí tiene una segunda vuelta completa, y debieran llegar jugadores, porque tened clara una cosa, si no viene nadie, esto no lo salva ni Phil Jackson.
Autocrítica para todos
Autocrítica es una palabra que se emplea muy a la ligera, pero creo que en este caso es necesaria, a todos los niveles. Todos debemos hacerla.
Escuchando la última entrevista a José Quintana en Onda Fuenlabrada, hubo una frase que no me gustó nada. Vino a decir sútilmente como que el aficionado era un desagradecido, y que no sabía poner en valor los 25 años que lleva un club humilde en ACB.
También podemos darle la vuelta a la tortilla, y decir que en 25 años la estructura del club apenas se ha profesionalizado, no ha crecido, como los dinosaurios de la comunicación que no han llevado a cabo una buena transformación digital y ven como los medios incipientes como Twitch y sus creadores de contenido les comen la tostada.
Me parecieron injustas esas palabras, porque creo que ahondaron en una fractura con la afición que ojalá nunca se produzca. La gente en Fuenlabrada es el mayor activo de este club. Siempre ha apoyado al equipo en las buenas, pero sobre todo en las malas. Ha hecho viajes hasta las cochimbambas, fuera donde fuera (que yo he ido a Nitra, oiga).
Fue en masa a Burgos, o en su día al Raimundo Saporta. Ha llenado el Fernando Martín partido tras partido, pese a lo delicado de la situación. Ha visto como su equipo perdía de 30 y apenas se oían unos tímidos pitos, cuando en otros sitios hubiese estallado el pabellón en contra.
Incluso que seguro muchos de ellos son conscientes de muchas cosas, como que somos el equipo con el abono más barato de la ACB, y bien explicado y previo referendum de consulta, seguro que incluso aportarían una pizca más en ese abono para ayudar al club y poder tener mejor economía (aunque tampoco creo que sea la solución, ya sabéis). Pero creo que la gente estaría dispuesta, porque quieren al Baloncesto Fuenlabrada.
Pero a la gente hay que tratarle como adultos. Explicarles las cosas, desde la empatía y la comprehensión, como creo que la mayoría de aficionados del club hacen con la situación tan delicada en que vivimos.
Y ahora hablo de la autocrítica de la afición, que es soberana, y está en su derecho de opinar, pedir cabezas, quejarse. Pero hay que pararse a penar en que, si queremos salvar esto, tenemos que hacerlo entre todos. No estar enfrentados, y remar todos a una en la misma dirección.
Siempre he pensado que la crítica que vale es la constructiva, no la destructiva. Hay que seguir apoyando, y a final de temporada, hacer balance y ahí mostrar lo que haya que mostrar, con todas las de la ley. Pero ahora el equipo nos necesita, y hay que responder.
No nos rindamos. Algunos motivos para la «ilusión»
No quiero acabar un artículo tan duro sin un mensaje optimista, porque aunque cueste, siempre hay que sacar el lado positivo de las cosas en cada situación de la vida.
Queda una vuelta entera para reaccionar. Es así. Pero hay que hacer algo YA. Y aún siendo inminente los cambios que hayan que hacer para salvar esto, ya vamos tarde. El calendario es caprichoso y antes del parón de Copa, nos jugamos más del 50% en los partidos con Granada (fuera) y Zaragoza (casa). Antes Tenerife, donde el equipo volverá a ser de circunstancias.
Si para esos encuentros no tenemos un plantel competente, estamos muertos. E insisto, vamos muy tarde, porque cambiar al equipo de arriba a abajo y no tener un periodo de adaptación, es criminal.
En cualquier caso, sé que se está trabajando duro en reforzar al equipo. La llegada de Óscar Quintana, trae consigo bajo el brazo un fichaje, y es el de Willie Reed, ya confirmado por el club. Ambos son de la misma agencia de representación.
Haré un perfil más en profundiad de Willie Reed en cuanto me sea posible, pero es un jugador con experiencia NBA, Euroleague y EuroCup, con una cabeza regulera (acusado de violencia doméstica por su actual pareja hace 6 años) y que viene de una lesión importante en la rodilla producida en Marzo 2022.
Hay que ver cómo está físicamente y que no tengamos un nuevo caso Shevon Thompson, pero sobre el papel, estando medianamente bien, es el 5 que necesitamos. Juega por encima del aro, contundente, intimida y con buenos muelles. Después de 1 año parado, hay que tener paciencia con él.
Faltarían un base y un tirador, 2 jugadores más que deben llegar, cuanto antes mejor. Sobre las últimas incorporaciones, el tiempo dirá o quitará razones, pero me parecen acertadas. Tanto Jordan Caroline como Prince Ali son perfiles muy físicos, que vienen con hambre de demostrar que pueden tener un hueco en la élite, y en el caso de Ali, cobrando la mitad de lo que lo hacía un desastroso Jeremy Senglin.
Piernas frescas, mente despejada e intensidad al servicio del equipo. Os dejo el perfil que hice sobre Jordan Caroline, por si os apetece, y también haré uno de Prince Ali en los próximos días.
Además de la ilusión de ver al fin caras nuevas, me aferro a lo poco que nos queda. A las lágrimas de Eyenga. Al siempre a tu lado no te fallaré.
Y a que ESTAMOS VIVOS. Pese a todo lo mal que lo hayamos hecho en lo deportivo o en los despachos, no estamos descolgados en la tabla. Los equipos de abajo han hecho cambios y tampoco ganan. Estamos 5 equipos muy cerca, y 3 empatados en el fondo de la clasificación.
Creo que esta temporada no van a hacer tantas victorias como en las anteriores. Con 10 triunfos puedes conseguir salvarte. Hay que hacer cambios ya, reaccionar ya, y poner todos de nuestra parte. Hay que creer, y hay que intentarlo hasta el final. Todos juntos.